viernes, 16 de noviembre de 2007

LA ÉTICA PROFESIONAL DEL ADIESTRADOR


Javier Pérez Blanca




La palabra ética viene del griego "ethos", que significa costumbre y la palabra moral viene del latín "mos, moris" que también significa costumbre. Las dos palabras se refieren a las costumbres o mejor dicho, a la conducta humana establecida en una época o en una región. Por lo que la definición nominal de ética sería la ciencia de las costumbres.

La ética a su vez se divide en "ramas" entre las que se encuentra la ética aplicada "que se ocupa de una parcela de la realidad" siendo la "deontología profesional" o "ética de las profesiones" una de ellas.

Su concepto básico, es que obrar "de acuerdo a la ética", se corresponde con obrar de acuerdo a un código definido de antemano. El apartarse de una norma previamente definida, en general por escrito, constituye una actitud o un comportamiento no ético.

A continuación voy a exponer las características fundamentales para desarrollar una ética, acorde a las actividades que me llevan a escribir este artículo y que no son ni más ni menos que, la educación, la formación, el desarrollo de una estructura en la que basaremos nuestro trabajo, la formación para la configuración de referentes éticos, formación para el discernimiento, la formación para la autenticidad de lo que vamos a realizar y por último el espacio específico.

Dicho lo anterior, voy a ir desgranando, algunas de las características anteriores:

Objetivo de la educación desde el punto de vista ético

El fin primordial de la educación, como en todas las manifestaciones humanas éticamente válidas, se basan en la búsqueda de la realización del ser humano, ya que lo contrario implicaría una estupidez en sí misma. Las actividades que realizamos los humanos, normalmente "a priori" las estructuramos; al parecer es la ciencia y su aplicación técnica y también es así persiguiendo ese objetivo fundamental a partir de un instrumental propio y que se desarrolla a partir de un prisma específico.

En referencia a las ciencias de la educación, se puede decir que tienen como objetivo último, la realización plena del ser humano, por lo que deben desarrollar todos los instrumentos pedagógicos y didácticos como medio concreto y propio. De esta manera, los fines con respecto al desarrollo de habilidades, transmisión y generación de conocimientos, y otros, son instrumentales al objetivo fundamental y, por tanto, válidos únicamente en su correspondencia con aquéllos.

En este contexto, y desde que se asume el hecho de que la educación no es el mero aprendizaje de contenidos intelectuales sino que implica el desarrollo de toda la persona, entonces nos damos cuenta que un objetivo intrínseco al proceso educativo debe ser la conformación de una "persona ética",(Cortina,1996). Al ser humano hay que analizarlo como a un "todo" con las distintas dimensiones que tiene que llevar a cabo para alcanzar su realización como tal.

"Deseo y esfuerzo son dos fases del interés inmediato. Ambos son correlativos, no opuestos. Uno y otro existen sólo cuando el yo, se propone un fin lejano, implicando una tensión interna entre el ideal perseguido y las condiciones que permiten alcanzarlo. Esta tensión se llama esfuerzo" (Dewey, 1922)

Podemos definir la ética, como "la praxis de hacernos mutuamente personas en la historia" (França-Galdona.1997). La praxis, se puede decir que es el proceso por el cual una teoría o lección se convierte en parte de la experiencia vivida. Mientras que una lección es solamente transmitida a nivel intelectual en una clase o aula. La praxis es usada por educadores para describir un paisaje recurrente a través de un proceso cíclico de aprendizaje experimental, como en el ciclo descrito y popularizado por David Kolb.

En este proceso, son imprescindibles las escalas de valores, el desarrollo de ideales y los caminos que podemos seguir para validar nuestras conductas. Debemos reflexionar, para hacernos entre todos, personas, pues no se trata de ser unos mecanicistas, sino de ejercer la libertad como personas abiertas sin olvidar que somos también incompletas, por lo que necesitamos autodefinirnos y autoconstruirnos en la interacción con los demás para poder realizarnos en la vida.

Dicho lo anterior se puede aseverar que el proceso educativo debe ser: Ayudar a cada persona individualmente a descubrir y asumir el sentido de la vida y ayudarlas a desarrollar al máximo todo su potencial de crecimiento de una manera ordenada.

La formación

En el proceso sobre la formación educativa, se aportan determinados elementos que pueden apuntarse como parte de un desarrollo donde se alcanza plenamente la personalidad ética. Al conjunto de habilidades y conocimientos, así como al propio hecho del proceso educativo como tal, se puede decir que configuran una base de la personalidad, que necesariamente pondrá de manifiesto de una manera especial, el modo de percibir y asumir la dimensión ética de la vida.

No obstante lo anterior, a los efectos de perseguir el desarrollo de una personalidad ética íntegra, "es imprescindible abordar específicamente algunos contenidos propios de la configuración de la personalidad ética" (Puig Rovira, 1996). Para esto, se necesitará contar con ciertas estrategias poniendo en práctica tres ámbitos de trabajo, que aún siendo diferentes deberán ser simultáneos y que son: un espacio curricular específico, un trabajo interdisciplinario y una acción en transversalidad, que es el enfoque pedagógico que aprovecha las oportunidades que ofrece el "currículum", incorporando en los procesos de diseño, desarrollo, evaluación y administración curricular, algunos aprendizajes para la vida, integradores y significativos, y que van dirigidos a mejorar la calidad de vida individual y social.

La Deontología Profesional

La podemos considerar, como una teoría ética que se ocupa de regular los deberes, haciendo que se conviertan en preceptos, normas morales y reglas de conducta, alejando fuera de su ámbito específico de interés, otros aspectos de la moral.

Cuando esta teoría se aplica al campo profesional, es cuando estamos hablando de deontología profesional, siendo ésta, en consecuencia, la que determina los deberes mínimamente exigibles a los profesionales en el desempeño de su actividad.

Los deberes de los profesional, habitualmente se reflejan en códigos, de ahí la famosa frase que en infinidad de ocasiones oímos como "el código ético de tal o cual profesión" como documentos que rigen la actuación de los representantes de una profesión con el propósito de que a través de las cosas bien hechas, se obtengan resultados deseables.

Independientemente de las consideraciones legales regidas por los Colegios profesionales, como hemos dicho anteriormente, todas las personas que se dedican a ejercer una actividad de una manera profesional, deberán cumplir con las mismas normas de conducta. Todas las normas son medios, lo que quiere decir que no son fines. Las normas son, por tanto, expresiones exactas, lógicas, transparentes, es decir son obligatorias. Toda norma, es medio para la consecución de valores morales. Toda norma va unida a un valor, por lo que no existen normas neutrales ni imparciales.

Toda norma se basa en una moralidad: no hay normas amorales ni inmorales porque las normas siempre quieren ordenar la sociedad de alguna manera.

Atención por parte del profesional

Desde mi punto de vista, las personas que se dediquen profesionalmente al mundo del perro ya sea desde cualquier actividad tienen una serie de deberes y compromisos con el cliente y que enumero a continuación:

  • Deber de atención.

  • Debemos en todo caso, ponernos en el lugar del cliente.

  • Nunca mentiremos a la persona que se acerca a nosotros.

  • Deber de conocimiento.

  • Deber de igualdad de trato.

  • Deber de estar formado adecuadamente.

  • Deber de terminar el trabajo en el plazo fijado y caso de que no se pudiera, ver la posibilidad de no cobrar el trabajo "extra".

  • Deber de puntualidad.

  • Deber de dar una opinión sobre el posible resultado y el coste.

  • Deber de fidelidad.

  • Deber de rechazar la dualidad.

  • Deber de utilizar medios legítimos, legítima y moralmente.

  • Deber de la entrega de documentos, caso de que fuera necesario.

  • No haremos críticas malintencionadas de ningún compañero de profesión.

Honorarios

Puede definirse como la modalidad de pago o remuneración que recibe un profesional o trabajador independiente que es contratado temporalmente. "Honorarios" viene de la palabra honor ya que en la antigüedad los “nobles” y los “patricios” no exigían ningún dinero por sus servicios, sino que, lo único que pretendían era que se les "reconociera cierto honor".

En la moral, se debe también atender a los temas económicos:

  • Criterios orientativos sobre el precio por el trabajo realizado.

  • Importancia y dificultad del servicio prestado.

  • Cuantía del trabajo final.

  • Resultado obtenido.

  • Experiencia.

  • Costumbres del lugar (¿qué suele cobrar en esa provincia o en esa ciudad por los servicios?).

  • Capacidad económica del cliente.

  • Relación entre cliente y el profesional (¿le lleva muchos casos?, ¿conoce ya a la familia?,).

  • Repercusión social del caso.

  • Lugar de la prestación (¿tiene que viajar el profesional?).

  • Se podrá bajar la cuantía de los honorarios en el caso de que no se cumpliera con lo acordado.

  • El profesional podrá rechazar un caso, si el cliente no le adelanta algo de dinero para poder empezar algún trabajo, aunque tampoco debe ser una obligación el hacerlo, el profesional tras contactar con el cliente, decidirá esta cuestión. Este adelanto es a cuenta de los honorarios y debe ser: moderado y razonable.

  • Rendir cuentas brevemente.

  • Es fundamental dar siempre por escrito un informe por todo el trabajo realizado para que quede constancia y no haya lugar a posibles reclamaciones y que deberá ser firmado por ambas partes.

La ética profesional del adiestrador canino

Una vez hemos definido y estudiado los conceptos anteriores, vamos a centrarnos en las cualidades morales que deben darse en el adiestrador canino profesional. Aunque no haya ningún Colegio Oficial que se encargue de velar por el cumplimiento de sus tareas (derechos y deberes), sí deben cumplirse como si los hubiera, no obstante me repetiré en algunas actitudes señaladas durante la exposición del artículo.

Al no estar reglada la profesión de "adiestrador", su actividad a veces se presta por parte de algunos "perreros" al oportunismo, a la falta de preparación y a la chapuza, por lo que se puede afirmar que la diferencia entre el "profesional" y el "chapucero o salta parapetos" estriba en la calidad de los trabajos finalizados con éxito dentro del respeto a la ética de su profesión.

Los factores más importantes a destacar en el adiestrador profesional son: el conocimiento y la ética, por lo que:

Nunca mentiremos a la persona que se acerca a nosotros ilusionada en que les vamos a solucionar el problema de su perro, debemos en todo caso, ponernos en el lugar del cliente, ya que éste se encuentra íntimamente ligado sentimentalmente a su "mascota". Además contamos con la confianza que van a depositar en nosotros, por la que nunca la debemos vulnerar. Si el profesional, posee un concepto claro de lo que es la moral, sólo emprenderá el trabajo que sea capaz de llevar a cabo, contando con los medios que posea y su propia formación, descartando los trabajos para los que no se encuentre lo suficientemente preparado. Así mismo deberá informar siempre al cliente, si su perro posee alguna limitación respecto al adiestramiento que se va a desarrollar con él. No se escatimarán esfuerzos para cumplir con lo pactado, que debería redactarse siempre en un contrato por escrito, por lo que también tendríamos que poseer los conocimientos precisos en materia de marketing, contabilidad o cualquier disciplina comercial o empresarial y que nos ayudarán a que nuestra labor profesional tenga el éxito deseado. Jamás acortaremos los programas de adiestramiento acordados sólo con la idea de acoger a más perros que pudiéramos tener esperando. No haremos críticas malintencionadas de ningún compañero de profesión, pues lo único que vamos a conseguir es perjudicar a todo el gremio de adiestradores que consideran su labor lo suficientemente digna como para dedicarse profesionalmente a ella. Por el contrario no estaría de más consultar con otros profesionales que nos pueden aconsejar en un momento determinado, o bien acudir a asociaciones profesionales de adiestradores, en la que a buen seguro encontraremos soluciones a muchos problemas.

"El programa de adiestramiento siempre deberá comenzar tras realizar un análisis de instintos del perro y de las necesidades del propietario. El trato con el cliente se debe basar tanto en la educación como en hacerle llegar nuestra ética profesional y nuestra responsabilidad para ilustrarlo o en cualquier caso formarlo, haciéndole comprender que el animal es un ser vivo que se encuentra sujeto a toda una ecología de la conducta, y no una máquina" (Pozuelos et al, 2000).

Por poner un ejemplo de un mal trabajo profesional de un adiestrador, voy a comentar, el que hace morder a un perro una manga, cuando se encuentra adiestrando a un animal en "defensa civil".

El adiestrador que haga morder una manga deportiva a un perro que esté preparando para defensa civil, efectivamente está faltando a su ética profesional, pues no está formado lo suficiente en esa disciplina por lo que no debería aceptar "el trabajo" haciéndoselo saber al propietario, ya que jamás finalizaría su adiestramiento con éxito, pues tendría que conocer que: El perro de defensa civil debe ir motivado en un porcentaje mucho mayor por su instinto de defensa que por su conducta de caza. Un perro que invierte los porcentajes, es decir, que su ataque es llevado por una conducta compleja de caza, más que por el de defensa, es un perro que sólo muerde al movimiento y no lleva la carga agresiva suficiente para afrontar las adversidades de una determinada situación real.

Los perros deportivos están adiestrados para dirigir su agresión a la manga, en la zona dispuesta para ello y a boca llena y no es el instinto de defensa lo que les mueve, por ello es conveniente no utilizar en el trabajo civil, las tradicionales mangas de adiestramiento (usadas en el terreno deportivo), pues condicionan excesivamente al animal.

En el adiestramiento civil, los condicionamientos que actuarán en el aprendizaje del perro, serán los estrictamente necesarios, evitando los de lugar, hora, instrumental, zonas que se pueden morder, figurante, etc., ya que acabarían influyendo en el trabajo. El adiestramiento de un perro de defensa civil, conlleva el uso de protecciones, como he dicho anteriormente que no sean condicionantes o de uso interno y que sean reflejo de las posibilidades de retenciones reales. El uso de trajes deportivos de color oscuro, está permitido utilizarlos de noche y asociados a olores, pues primero se producirá un enfrentamiento sin llegar al contacto de día, sin protecciones y usando un perfume que posteriormente se empleará de noche en el traje de protección, todo lo que no sea esto, condiciona en mayor o menor medida.

Resumiendo un poco todo lo expuesto, lo que el cliente realmente espera del adiestrador profesional, es que su perro se convierta en guardián, defensor de su familia, compañero de vigilancias y patrullas, salvador de personas perdidas o sepultadas, lazarillo de invidentes etc., o como mínimo, que sea un animal obediente y educado.

Para terminar toda esa "especie" de galimatías de derechos y obligaciones, de lo que en realidad no es ni más ni menos que una transacción, no tenemos más remedio que formularnos algunas preguntas: ¿Cumplimos todos, con esos códigos deontológicos?, ¿donde está o donde ponemos el listón? ¿Y las preguntas que mucha gente se formula acerca del adiestrador y el tipo de adiestramiento que la van a dar, dónde y cómo a su animal? Desgraciadamente "con la Iglesia hemos topado"; la especie humana.

Ya vimos cómo el hombre, bien por su inteligencia o por lo que sea, es el que posee la comunicación más rica de todas las especies que pueblan la tierra, pero también la más deshonesta, por lo tanto tendremos que entonar el "mea culpa" y aprender de las especies inferiores, que casi nunca nos van a fallar en cuanto a la honestidad de sus actos.



Bibliografía

  • Cortina, Adela. "El quehacer ético. Guía para la educación moral". Ed. Santillana, Madrid. 1996.

  • Curso de Etología Canino Avanzado de Antonio Pozuelos J. de Cisneros (Director del Curso y Presidente de la Asociación para el Estudio del Perro y su Entorno)

  • Dewey, J. (1922): L’école et l’enfant. Neuchatel: Delachaux et Niestlé, p.70.

  • Eleuterio García" legislación y Ética Profesional, Curso 2003-2004

  • França, O. – Galdona, J. "Introducción a la ética (profesional)". Ed. Paulinas, Asunción. 1997.

  • Pozuelos, A. (2003) "Huta"

  • Puig Rovira, J.M. (1996) "La Construcción de la personalidad moral". Paidós. 1997



lunes, 22 de octubre de 2007

FICA trabajando.






La Border Collie muestra su motivación intrínsica para el pastoreo.
Fica es una hembra que se desempeña pastoreando ganado vacuno.